¿Cómo lo vivieron?
Para los emigrantes el viaje comenzaba en el momento en que partían de su pueblo natal para dirigirse a los puertos. La partida solía ser un acontecimiento colectivo, en el que eran protagonistas grupos de parientes y paisanos que se dirigían al exterior de acuerdo a un itinerario prefijado.
Desde mediados del siglo XIX el medio de transporte hacia los puertos fue el ferrocarril, y los barcos a vela fueron siendo reemplazados por los vapores.
Los armadores lograron obtener bajos costos de transporte reduciendo la tripulación, sirviendo comida de escasa calidad, ofreciendo a los emigrantes espacios reducidos y precarias condiciones de higiene a bordo. Los testimonios de los protagonistas y de los médicos y funcionarios destinados al control sanitario ofrecen una imagen dramática del viaje, acechado por enfermedades e incomodidades.
Las diferencias sociales se hacen evidentes desde el momento del embarque en los buques. Edmundo De Amicis ha dejado un dramático testimonio de ello en su libro Sull'Oceano. Dice De Amicis: "El contraste entre la elegancia de los pasajeros de primera clase, los guardapolvos, las sombrereras, junto a un perrito, que atravesaban la multitud de miserables: rostros y ropas de todas partes de Italia, robustos trabajadores de ojos tristes, viejos andrajosos y sucios, mujeres embarazadas, muchachas alegres, muchachones achispados, villanos en mangas de camisa.(...) Como la mayor parte habían pasado una o dos noches al aire libre, amontonados como perros en las calles de Génova, no podían tenerse en pie, postrados por el sueño y el cansancio. Sacos y valijas de todas clases en la mano o sobre la cabeza.
El Camino de los Inmigrantes. Argentina.com.ar. https://www.argentina.gob.ar/interior/migraciones/museo/el-camino-de-los-inmigrantes